domingo, 10 de febrero de 2013

6.: SEGUNDA INVESTIGACION EN EL SANATORIO DE AGRAMONTE, TARAZONA (ZARAGOZA) - 5 de AGOSTO del 2012 -



¨La muerte no es una muerte total, no es el fin, sino la continuación de la vida por otros caminos¨ VICENTE FERRER


     Debido a la gran cantidad de "pruebas" que obtuvimos tras nuestro paso por el hospital abandonado de Agramonte, decidimos repetir lo antes posible en esta misma ubicación. Esta vez el grupo lo formamos Bea, Javi, Joseba, Rubén, Andrea y yo e incorporamos en el equipo un audífono como el que usan las personas con problemas de audición, un medidor de campos electromagnéticos y temperatura (MEL-8704-R) y un variado kit de objetos desencadenantes.

     A las 9:15 llegamos y aparcamos los vehículos en el  pequeño descampado que hay delante del edificio, damos una vuelta de reconocimiento y cenamos tranquilamente en el interior de la iglesia donde de nuevo hemos improvisado nuestro campamento base.


     A las 12:30 comenzamos con la exploración partiendo del quirófano. Días atrás habíamos decidido darle un giro a nuestras investigaciones usando objetos desencadenantes y provocaciones verbales, siempre respetando al máximo a los posibles espíritus que allí habitan y sin usar nunca insultos ni palabras malsonantes. Me coloco entonces una mascara de médico y unos guantes de látex para comenzar la sesión de grabación de psicofonías y vídeo. Tras varias preguntas típicas sin respuesta alguna se me ocurre decir: "Tócanos en el lugar donde os dolía a vosotros" y, unos pocos segundos después, Javi siente un intenso pinchazo en el pecho que el describe como si le hubieran clavado unas cuantas agujas. Inmediatamente comienzan a aparecerle unos diminutos puntos rojos en ese mismo lugar...



      Tras esto, y después de haber insistido para que repitieran la acción una vez mas sin ningún resultado, seguimos la marcha hasta llegar al desván donde captamos la voz de una niña llamando a su madre en nuestra anterior visita. Decido subir solo mientras el resto espera en las escaleras y comienzo a hacer preguntas con la grabadora en marcha y el audífono en la oreja. Aunque esta vez no hayamos recogido ninguna voz las sensaciones eran muy fuertes allí arriba. Siento mucho frío y los pelos de los brazos y la nuca se me erizan constantemente. Además, creo escuchar un murmullo hacia el fondo del desván como de dos mujeres teniendo una dialogo durante toda mi estancia en esa larga y oscura habitación, pero no llego a entender nada de lo que dicen. El resto del grupo también cree estar oyendo dicha conversación pero lamentablemente la grabadora no recogió nada.



      Salimos al exterior y, justo en el momento en el que Joseba y yo estamos cruzando el umbral de la puerta de la cocina, oímos claramente una fuerte exhalación a escasos centímetros de nosotros. Paramos bruscamente y nos miramos unos segundos antes de preguntarnos mutuamente si habíamos oído eso... El resto, que iba mas atrás, no ha escuchado nada, pero aun así decidimos realizar una sesión de grabación de psicofonías, no obteniendo ningún resultado destacable y regresando, acto seguido, a la iglesia.


     A todo esto, los puntitos rojos de Javi ya se han convertido a estas horas, las 2 de la mañana mas concretamente, en este feo y mas que apreciable moratón.



     Una vez en el campamento base colocamos la cámara para que nos grabe mientras permanecemos allí sentados, enfocándola hacia las escaleras, lugar donde fotografiamos aquel supuesto ser. Durante la hora aproximada que permanecimos allí, la sensación de pasos y susurros a nuestro alrededor era constante. Hasta tal punto llegaron a escucharse que tuvimos que salir algunos miembros del grupo en dos ocasiones para comprobar que no había nadie en el exterior del edificio, visitando como nosotros el hospital o quien sabe con que otras intenciones. Como era de esperar no había nadie. Pasamos entonces a realizar una nueva sesión en busca de psicofonias. Durante dicha sesión los pasos y extraños susurros son constantes, pero de nuevo el magnetófono y la videocámara no captan nada. 

     Pensamos entonces en volver a recorrer el edificio como al principio de la noche, no sin antes colocar una de las cámaras enfocando a varios objetos desencadenantes que hemos dejado en el suelo para ver si captamos así alguna interacción con ellos y, salvo algún sutil movimiento del péndulo, causado sin duda por alguna brisa proveniente del exterior, no conseguimos nada.


     Mientras, recorremos las diferentes estancias del antiguo hospital hasta acabar a las 4:45 en lo que era la incineradora. Allí realizamos una serie de preguntas al azar y, justo cuando preguntamos: "¿Te quemaron aquí?", Rubén me avisa de que le estaba ardiendo la cara. Yo me acerco rápidamente con el Mel Meter, que incorpora una función de lectura de temperatura en tiempo real, y puedo comprobar como esta sufre oscilaciones de hasta 3ºC, pasando de 17ºC a 20ºC y viceversa, en tan solo unos segundos. Dichas variaciones las pudimos notar hasta en la propia piel.

     Ya para terminar, pasamos por el pasillo donde se han sacado varias fotos de sombras extrañas en varias ocasiones. Dejamos la videocámara unos minutos sin obtener nada.

     Lo ultimo que hacemos antes de ir ya a la iglesia y recoger todo para dar la noche por finalizada es sacar unas fotos de este pasillo. Yo decido realizar tomas con diferente exposición y separadas tan solo por unas décimas de segundo para experimentar con la fotografía en HDR y, curiosamente, en una de esas tomas y en ninguna de las otras, aparecen estas curiosas "caras", como de un hombre con bigote en el cuadro de arriba y un niño en la parte de abajo...

    
     ...las cuales dudo que sean algo mas que unas curiosas pareidolias.

     De nuevo, volvemos a irnos con la sensación de que algo reside aun entre los muros de este antaño hospital antituberculoso que tantas y tantas vidas vio desaparecer. Algo que por alguna razón que desconocemos debe seguir allí, esperando quizás que ocurra alguna cosa que lo libere o siguiendo con su rutina diaria ajeno a su propia muerte. Y es que en esta ocasión no volvemos a casa cargados de pruebas físicas como la última vez, si no que nos llevamos un increíble numero de pruebas in situ de lo que allí habita. Y eso es lo que realmente buscamos... ver, oír, sentir aquello que tanta curiosidad produce en el ser humano. Lo que está claro es que tarde o temprano la atracción que ejerce este lugar nos hará volver y solo Dios sabe lo que nos esperara ahí dentro...



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